viernes, 16 de diciembre de 2011

lunes, 5 de diciembre de 2011

LA COMPETENCIA








Obra Pere Falguera - Martorell (Barcelona) 11/2011




"Una verdadera educación no te enseñará a competir; te enseñará a colaborar. No te enseñará a pelear para llegar el primero. Te enseñará a ser creativo, a ser cariñoso, a ser dichoso sin compararte con los demás. No te enseñará que sólo puedes ser feliz si llegas el primero: es una estupidez...

Una educación de verdad no te enseñará a ser el primero. Yo te digo que disfrutes de lo que haces, no por los resultados, sino por el acto en sí. Al igual que un pintor, un bailarín o un músico...

Puedes pintar de dos maneras: para competir con otros pintores, porque quieres ser el mejor pintor del mundo, quieres ser un Picasso o un Van Gogh. Entonces tu pintura será de segunda categoría, porque a tu mente no le interesa la pintura en sí; le interesa que seas el primer pintor del mundo, el mejor. No profundizas en el arte de la pintura. No disfrutas de ella, sólo la utilizas como un peldaño. Te has metido en un viaje del ego, y el problema radica en que para ser pintor de verdad tienes que deshacerte por completo del ego...

Tú no creas la verdadera belleza, sino que se crea a través de ti. La existencia fluye; tú eres sólo un conducto. Tú dejas que ocurra y nada más; tú no lo obstaculizas y nada más.

Pero si te interesan demasiado los resultados, los resultados últimos, que tienes que hacerte famoso, que tienes que ganar el premio Nobel, que tienes que ser el mejor pintor del mundo, que tienes que derrotar a todos los demás pintores que han existido hasta la fecha, entonces no te interesa la pintura; la pintura es algo secundario...

No pienses en los resultados. Haz lo que estés haciendo con todo tu ser. Piérdete en ello, pierde al hacedor en el hacer. No "seas"; deja que tus energías creativas fluyan sin obstáculos".

Osho.




jueves, 1 de diciembre de 2011

¿ DEMOCRACIA ?














                                                 Obra Pere Falguera - Grecia -




Cuando digo que la democracia se suicida diariamente, pierde espesor y se desgasta, disminuyendo su densidad, estoy hablando de un sentimiento que nos afecta, a nosotros, ciudadanos. Sentimos, y sufrimos con eso, que no tenemos importancia en el modo como funciona la sociedad.
Podemos escoger nuestros representantes, elegirlos, hay representación democrática, todo funciona dentro del sistema, de sus condicionamientos, pero la verdad es que nuestra capacidad de cambiar los destinos del país y del mundo está limitada por la propia organización democrática. El poder efectivo real es, a buen seguro, el poder económico.
Es una plutocracia. Y el poder económico no es democrático, lo que es la gran contradicción del sistema. Nos dicen: «sois ciudadanos de pleno derecho, la democracia es el poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo», pero se trata de una retórica un poco fatigante, porque los destinos del mundo son conducidos por unas cuantas multinacionales, cuyos consejos de administración no se presentan al electorado.
Vivimos en una esquizofrenia sistemática en que se habla de la democracia en las páginas de los periódicos, un poco por todas partes, pero la realidad es que, a pesar de que podamos elegir nuestros gobiernos, no llegamos ni más alto ni más lejos, porque los gobernantes son comisarios políticos del poder económico. No me canso de repetirlo.
Vivimos en un mundo en que todo se debate, de la tercera edad a la ecología, en mesas redondas, coloquios, simposios, millones de personas se reúnen para discutir, pero la democracia no se debate, como si fuera algo prácticamente intocable. Me parece más que absurdo que así sea.
Ella está aquí, hay que aceptarla, lo que no nos impide criticar, observar, analizar. Aristóteles decía que, en el sistema democrático, los pobres deberían estar en el gobierno de la polis , lo que no significa que los ricos no estuvieran representados. En esa democracia gobernada por los pobres, se sabe que son los ricos que conducen la política: la banca, las grandes multinacionales. Vivimos en un tiempo en que el empleo alcanzó un grado de inestabilidad extrema. Ningún gobierno mentalmente decidiría que el empleo no fuera permanente. Es el poder económico que lo decide. O sea, el poder no democrático gobierna la democracia.
Cuando hablamos de la Humanidad, parece que estamos refiriéndonos a una abstracción. Están ahí, los individuos, pero ¿quiénes son ellos, quiénes somos nosotros? Las grandes masas están subyugadas, ya no digo por un poder ideológico, sino por un fenómeno de globalización económica, que se transformó en una globalización política.

Jose Saramago.